Los factores incluyen el régimen de entrenamiento, la superficie de la pista, las técnicas de herraje utilizadas y la edad del caballo.

El inicio suele ser agudo, después de un trabajo de alta velocidad o una carrera. En algunos caballos puede haber un comienzo más gradual de los signos.

El tratamiento incluye medidas antiinflamatorias, reposo y modificación del entrenamiento. Se pueden utilizar terapias alternativas como las ondas de choque. El pronóstico suele ser bueno, y la recurrencia depende de la madurez del esqueleto y de los ajustes en el entrenamiento. En casos graves, pueden observarse cambios óseos y reacciones periósticas.

Los caballos con antecedentes de periostitis metacarpiana dorsal, una inflamación del periostio (membrana que cubre el hueso), tienen un mayor riesgo de sufrir esta fractura. Esta lesión suele ocurrir después de un trabajo de alta velocidad o una carrera intensa.

Inicio agudo de cojera moderada-grave después de la actividad intensa.

Para la matoría de fracturas se prefiere el tratamiento quirúrgico, involucrando osteostixis, fijación con tornillos o la combinación de ambas. Las fracturas en los caballos más jóvenes (2-3 años) o que involucran a las regiones metafisiarias tienen más probabilidades de cicatrizar sin necesidad de una intervención quirúrgica. En estos casos se recomienda un periodo de 3-4 meses de ejercicio controlado. Sin embargo, es común que algunas fracturas requieran de 4-6 meses o más para alcanzar una cicatrización satisfactoria.

Causado por esfuerzos asociados al ejercicio y desgarros del ligamento interóseo con periostitis asociada. Otros casos están causados por traumas externos y una resultante periostitis traumática.

En general, la claudicación causada por la perostitis proliferativa de los rudimentarios es leve a moderada y presenta un inicio agudo.

En la mayoría de los casos responde bien a una restricción al ejercicio y un tratamiento antiinflamatorio. La cirugía se reserva para los casos crónicos.

Suelen ser el resultado de lesiones agudas que ocurren durante o poco después de una carrera o un trabajo de entrenamiento en caballos. Pueden ocurrir debido a un traumatismo directo, como una caída o un golpe en la región del menudillo, o debido a fuerzas repetitivas y excesivas ejercidas sobre el hueso durante actividades intensas.

Claudicación significativa, y los signos clínicos son muy similares a los de una lesión en el menudillo. Pueden cojear de manera prominente y mostrar dolor e inflamación en la región afectada. Además, puede haber sensibilidad al tacto y dificultad para soportar peso en el miembro afectado.

La mayoría responde a una restricción al ejercicio y un tratamiento antiinflamatorio. La cirugía se reserva para los casos crónicos. El pronóstico en general es favorable.

Generalmente son causadas por la tensión y el impacto repetitivos que ocurren durante el ejercicio intenso. La actividad de carreras y el entrenamiento pueden ejercer una presión excesiva en los huesos, especialmente en áreas específicas de la pelvis en el caso de los pura sangre de carrera.

La presentación de una fractura por estrés en un caballo de carreras puede ser variable. Puede presentar una cojera aguda y severa después del ejercicio, con pocos o ningún otro signo de lesión, o puede presentar una cojera crónica de bajo grado que se vuelve más pronunciada con el ejercicio y responde al reposo. El examen puede revelar dolor a la palpación directamente en el sitio de fractura. Un consejo práctico de los libros de urgencias en caballos de deporte es que se traten todos los casos de cojera aguda como una posible fractura y una fractura por estrés particularmente, hasta que esta sea descartada. Existe el riesgo de que las fracturas por estrés se conviertan en fracturas más graves si el caballo realiza su actividad normal.

El examen ecográfico vía trascutanea o si hiciera falta vía transrectal es fundamental para llegar al diagnóstico definitivo de una fractura en la pelvis. Como tratamiento solo podemos intentar disminuir el dolor y los espasmos musculares para permitir una mejor cicatrización. Reposo en box durante 4-6 meses. El pronóstico suele ser bueno siempre y cuando se respeten los tiempos de recuperación y se hagan ecografías periódicas. Ocasionalmente se puede producir la laceración de alguno de los grandes vasos internos, lo que provoca un rápido deterioro y la muerte del caballo.

Las fracturas pueden ser completas o incompletas. Casi todas las fracturas se inician en la superficie articular de la articulación del menudillo y se propagan en dirección distal. Pueden ser:

• Completas: espirales hacia la articulación de la cuartilla o una desviación lateral hacia la corteza.
• Incompletas: se propagan en dirección distal a través de distancias variadas y terminan justo sobre la cuartilla.

Los síntomas de una fractura en la primera falange pueden variar, pero generalmente se observa cojera y claudicación en el caballo. La gravedad de la cojera puede depender del tipo y la ubicación de la fractura. Además, puede haber hinchazón, sensibilidad y dolor en la región afectada.

La mayoría se tratan mediante fijación interna. Algunas lesiones incompletas y proximales sanan en reposo en el box.

La osteoartritis puede tener diversas causas, incluyendo el desgaste normal debido al envejecimiento, lesiones articulares previas, estrés repetitivo en las articulaciones durante el ejercicio intenso, predisposición genética y factores ambientales.

Cojera insidiosa, a menudo bilateral, con una extremidad más afectada que la otra al principio. La marcha se caracteriza por un paso abreviado y rígido, con una cojera asimétrica. Empeora después del ejercicio. En las radiografías se pueden observar osteofitos, esclerosis ósea subcondral y un espacio articular reducido. También se puede utilizar la resonancia magnética o la artroscopia.

Como tratamiento los esteroides intraarticulares se deben utilizar de forma limitada para aliviar el dolor. También se pueden utilizar con buenos resultados el ácido hialurónico y glucosamina, además de las terapias regenerativas (antagonistas de la interleucina I y células madre). El pronóstico para la resolución de la osteoartritis es malo debido a que la degeneración del cartílago es permanente, pero es una enfermedad cada vez mejor manejada tanto por los veterinarios como por los entrenadores y con la que se lidia prácticamente a diario.

Los síntomas pueden incluir cojera, inflamación de la articulación afectada, sensibilidad al tacto, rigidez y dificultad para mover la articulación. 

El diagnóstico y tratamiento de la fragmentación osteocondral se realiza típicamente a través de la artroscopia, que es una técnica que permite visualizar y tratar la articulación afectada. La extracción del fragmento es esencial para que la articulación vuelva a funcionar con normalidad. El pronóstico depende de la gravedad de la erosión articular cartilaginosa.

Son consecuencia de las fuerzas excesivas dentro del mismo hueso, generadas por la tensión del aparato suspensor durante la carga y, en ocasiones, potenciados por una contusión directa con el suelo durante la descarga del menudillo por fatiga. Las fracturas desplazadas son comunes debido al tirón del ligamento suspensor en dirección proximal y de los ligamentos sesamoideos distales en dirección distal.Las fracturas apicales suceden con más frecuencia, seguidas de las basilares y del cuerpo medio. 

Cojera aguda, hinchazón, sensibilidad al tacto y dificultad para mover la extremidad afectada. La gravedad de los síntomas dependerá de la ubicación y el grado de desplazamiento de la fractura.